lunes, 4 de agosto de 2008

Utrecht y últimas fotos curiosas

En Amsterdam la cultura de la bicicleta está muy extendida. La gente maneja la bici con freno de contrapedal con una soltura increíble. Pero donde más bicicletas he visto en mi vida ha sido en Utretch.

El paseo a esta ciudad no se hizo largo, ya que nuevamente comprobamos la maravillosísima calidad de los trenes de Holanda. Cuando llegamos allí, nos encontramos con una entrada al aparcamiento de bicis, como si el aparcamiento de la T4 del aeropuerto de Bajaras se tratara:

Entrada al aparcamiento de bicis, con puerta giratoria.

Aparcamiento de bicis en la estación de tren de Utrecht.

Y es que Utrecht es una ciudad que está infectada de bicicletas. Muchas de ellas estoy convencido de que estaban abandonadas allí.

Tuvimos un paseo muy agradable por esta ciudad, tiene calles muy distintas unas de otras, y a la hora que nosotros dedujimos que era la salida del trabajo, presenciamos estampidas de gente montando en bicicleta vestidos como si de una oficina salieran:

Restos de la estampida de bicicletas.


Calle curiosa separada de las casas por un canal puenteado en múltiples sitios para poder acceder a las puertas de las mismas.

Finalmente, algo que vimos bastante bonito en Utrecht fue una colección de restaurantes en la parte baja de un canal. Seguramente sería caro comer allí, pero desde luego tiene que merecer la pena porque estaba todo muy tranquilo, no se parece en nada a las terrazas de los restaurantes que podemos ver en España, sino que todo está bastante silencioso aquí:


Por último, antes de acabar con el relato del viaje, quería mostrar unas fotos de cosillas curiosas, como por ejemplo esta señal que vimos en una zona residencial de Amsterdam, en la que parece que se dice algo así como "nada dentro, nada fuera", es decir, que si no dejas objetos en tu coche, no podrán robarte nada:


Otra cosa curiosa es el concepto de bicicleta que podemos ver por las calles. La gente parece que quería aprovechar para hacer un pequeño "tour" por Amsterdam y a la vez tomarse algo en una "terraza-bici" conducida por el camarero, traccionada por los clientes:


Pegaré aquí unas cuantas fotos más del viaje:
Poleas de las casas. Son muy estrechas y los muebles grandes hay que subirlos por las ventanas. Ahora sólo son adornos (aunque vimos su uso para subir puertas en una obra). La foto está tomada desde un barco que nos hizo un "tour" por los canales.

En frente del Rijksmuseum están las letras de "I amsterdam". Es un parque chulo al que nos costó llegar más de media hora andando, y menos de 10 minutos en bici.


Nos encontramos con un puente levadizo cuando íbamos en bici que nos hizo parar nuestra marcha. Presenciamos toda la operación que dejaba paso a un barquito justo por debajo de él y la posterior bajada del puente. En la segunda foto se observa cómo los cables del tranvía se vuelven a enganchar en el momento de bajar el puente:


Conclusión y regreso.

Mi conclusión respecto a Amsterdam es que es, en general, una ciudad bien distinta dependiendo del barrio donde te encuentres. Algunas zonas residenciales del suroeste son realmente tranquilas. En el este, las calles dan un aspecto un poco cutre a mi parecer, pero lo fundamental es que son también tranquilas.

Del barrio rojo y alrededores me llevo una impresión un poco mala, porque es bastante agobiante. Agobiante de día por los yonkis que van andando y con los que intentas no chocarte (que no te harán nada aunque te tropieces con ellos, pero nunca es agradable), y de noche porque hay una cantidad increíble de traficantes que te hablan con voz de ultratumba (voz baja y hueca) muy cerca ofreciéndote cocaína y demás sustancias. Es un poco aburrido eso.

Una impresión que nos dio es que la gente no hace una vida normal por ciertas zonas, no trabaja o no estudia, es raro. Puede que sí que lo hagan, pero es la impresión que da la zona que se encuentra entre la estación central y el barrio rojo.

Sin embargo y con todo ello, no hubo ningún incidente, cosa que en muchas ciudades españolas habrá incluso sin sospechar de nadie.

Por último, comentar que el último día estuvimos comprando cosillas por la mañana en Amsterdam. Mis compañeros de viaje compraron bastantes souvenires. Mientras, las maletas las dejamos en la consigna ("locker" lo llaman en inglés) del hotel, que muy amablemente nos las guardaron en un cuarto en el que da un poco de grima dejar la maleta... Tras ello, en el aeropuerto, sucedió lo que comenté en el primer capítulo, que me dejé una botella de agua en la mochila y se crearon unos ciertos momentos de tensión en el control de seguridad. Pasado ello, la vuelta no tuvo más incidentes.

Volveré con el próximo viaje: San Francisco.

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