lunes, 4 de agosto de 2008

Segundo día: Volendam, Marken y España Vs. Italia

Un día grandioso. Despertamos con un sueño y un cansancio fuera de lo normal. Un cansancio fuera de lo normal los demás, yo además tenía que añadir un chichón en la cabeza. Mi habitación, como comenté en el capítulo anterior, era la de 3 personas y, como buena habitación triple, tenía una cama supletoria, que yo accedí a utilizar gentilmente. Pero no era una cama supletoria cualquiera, sino que era un mueble de la que se abate una cama y media de ella queda debajo del mueble. De tal forma que fue inevitable a media noche levantarme de golpe y darme 1 buen trastazo contra el mueble. Esto me ocurriría a la siguiente noche también, pero a la tercera no cometí el mismo error.

Comencé diciendo que era un día grandioso. Y aunque bajamos a desayunar con pereza, llenamos el buche abundantemente y salimos a visitar dos pueblos situados a media hora de autobús de Amsterdam: Volendam y Marken.

Volendam y Marken

Ambos pueblos tienen una finalidad extra además de acoger a unas cuantas decenas de habitantes: el turismo y los souvenires.

En la estación central de Amsterdam se puede encontrar en la puerta unas chicas vestidas de "I amsterdam", que te informan de casi todo lo que quieras hacer allí. Nos indicaron que lo que se suele hacer es comprar una especie de bonos de viajes con 15 casillas cada uno. Cada casilla es lo que ellos llaman "strip" y representan zonas de transporte. En general, si vas a cruzar N zonas, tienes que pagar N+1 strips. Estos bonos de viaje se llaman "stripenkart", y se compran en la tienda de periódicos y chucherías de al lado de la estación central.

Para ir a Volendam, no estamos seguros de cuántas zonas serían, pero gastamos 2 stripenkarts de 15 strips y además nos tuvo que dar alguno más de 3 strips. En los autobuses venden bonos de 3 y de 1 strip. Por lo tanto, a la vuelta, que la hicimos desde Marken, no teníamos bonos de autobús así que el conductor nos miró con cara horrible porque tenía que utilizar los bonos de 3 strips y casi se queda sin ninguno.

El autobús era bastante cómodo. Dio mucha vuelta para salir de Amsterdam y luego cogió una carretera muy recta hasta llegar a Volendam. En la entrada dle pueblo el autobús nos deja y se marcha a seguir con otro trayecto. Al principio estábamos algo desconcertados porque paseábamos por calles desiertas con casitas típicas del país.

Después de andar un poco por esas calles desiertas, encontramos la zona turística del pueblecillo. Justo la calle desde la que andábamos nos llevaba al borde del mar y desde allí comenzaba un agradable paseo por una calle larga y llena de tiendas, bares, restaurantes, etc., todo muy bien preparado para el turismo.

La entrada a Volendam desde donde nos dejó el autobús.

Calle de Souvenires (aprovechando un retrato a uno de nuestros acompañantes de viaje).

Final de la calle de souvenires (I).

Final de la calle de souvenires (II).

En las dos últimas fotos se ve la continuación de la calle de souvenires, que era una avenida al margen del mar, con unas buenas vistas (salvo que ese día estuvo bastante nublado) y un montón de casitas típicas del lugar. Ideal para pasear, aunque no llegamos hasta el final porque estaba muy lejos y queríamos coger el barco hacia Marken.

A Marken se puede llegar desde Amsterdam en autobús, como fuimos a Volendam, o desde este pueblecillo en barco. Elegimos la segunda opción, ya que si no tendríamos que haber vuelto a Amsterdam para coger otro autobús. El barco tiene su encanto, aunque es un recorrido realmente corto, no sé si llegó a 15 minutos.

A primera vista Marken parece más pequeño, mucho más pequeño que Volendam. Sin embargo está formado por un intrincado de callejuelas que sortean un pequeño canal entre las que es agradable pasear. Mucha gente se conforma con el paseo por la calle principal de turismo, llena de tiendas para comprar souvenires, chocolates, golosinas, etc.

Final del paseo del puerto de Marken (con dos de los acompañates de viaje).

En la calle de atrás del paseo del puerto, una de las ramas del canal.

Un puente necesario para poder cruzar calles en Marken.

¡En el canal había cisnes! Realmente son "patitos feos" de pequeños, jeje. Y la madre tiene muy mala leche.

Detrás de uno de los callejones, en una pequeña plaza... ¡¡¡Sweney Tood!!!

España Vs. Italia.

Para mí ver el fútbol no es demasiado importante. Pero me gusta ver a la selección ganar la Eurocopa y cualquier partido en general. Y ese día iba a marcar una gruesa línea entre la mala suerte de cuartos de final y el triunfo del campeonato.

Así que a la vuelta de Marken, con la que nos asustamos bastante porque no teníamos stripenkart y tuvimos que comprar billetes sencillos en el autobús, cuyo conductor se asustó al ver la cantidad de ellos que nos tenía que vender y dudó sobre la posesión de suficientes de ellos, pero finalmente hubo suerte. Al parecer cualquier otro día se pueden comprar stripenkart en el supermercado de Marken, pero ese día era domingo y estaba cerrado, lógicamente.

Pues bien, recomiendo que miréis bien el número de stripenkarts que lleváis porque el susto se traduce en pagar casi el doble de autobús.

Quería poner una foto, ahora que hablamos de fútbol, sobre la decoración que tenía Amsterdam en una calle cualquiera:

Los holandeses no cabían en su felicidad y había banderas de tamaños enormes, miles de globos por todos sitios, banderines, bufandas, todo era naranja. Sin embargo, la noche anterior presenciamos en un restaurante plagado de holandeses deseosos de victoria cómo su selección era derrotada por una Rusia que parecía completamente endeble y pisoteable. Tal vez se confiaron los holandeses, o tal vez los rusos jugaron mucho mejor que en otros partidos, pero lo que está claro es que la magia naranja desapareció en esos minutos de juego.

Una nota curiosa fue ver la velocidad con la que desaparecieron los adornos una vez que los tulipanes fueron eliminados. Incluso por la calle nos regalaron banderines que quitaban de la terraza de un bar.

Pero ya era domingo, era momento de pensar en nuestra selección, en la tensión contra Italia. Por la calle y con nuestra bandera de España a espaldas del más alto de los que viajábamos, la gente nos saludaba y animaba, casi sabiendo que íbamos a ser eliminados en la fase de cuartos por los italianos. Tan sólo vimos a unos italianos con banderas y camisetas, a los que no nos quisimos acercar demasiado.

En un bar, del cual nos había hablado una relaciones públicas esa misma mañana, se televisaba el partido en un montón de televisiones. Era una casa de costillas, pero en la zona de mesas decidimos no sentarnos dado que estaba lleno de italianos. El camarero nos decía que podíamos ver el partido maravillosamente dado que aquel salón tenía 20 televisiones. Pero cuando le dije que preferíamos estar con la afición española, no intentó convencernos, aunque puso cara de "aquí podéis ver el partido todos juntos que no va a pasar nada". Es exactamente lo que nos dijo la relaciones públicas, que allí no había habido enfrentamientos de ningún tipo.

Y es que en Amsterdam el fútbol se vive de forma diferente, nos pareció todo muy relajado. Finalmente decidimos cenar unos maravillosos Noodles y ver el partido en cualquier bar en el que quedara sitio. Todo bastante tranquilo hasta los penalties... Y después, salimos del bar, uno de los viajeros dijo: "¡cómo se nota que no estamos en casa! ¡No hay alboroto!" En la plaza donde se encontraba el bar en el que vimos el partido, había muchísimos bares y cervecerías. En medio un montón de sillas y terracitas de esos bares. Al otro lado, el bar que comenté inicialmente en el que no nos quedamos a ver el partido. Al lado de ese bar, una buena cantidad de españoles a los que nos unimos celebraban la victoria y el final de la maldición. No nos habíamos percatado del tumulto hasta que nos acercamos un poco porque la plaza está realmente llena de terracitas en medio que separan unas zonas de otras. La plaza está en Leidseplein.

Fue un rato divertido y por la calle la gente que nos veía, gritaba "¡¡VIVA ESPAÑA!!" y más cánticos típicos de estos momentos. La gente ya no nos miraba con cara de "pobres ilusos", sino con alegría contagiada al vernos tan felices a todos. Y es que en Amsterdam apoyaban a España en el partido, animaban las ocasiones de nuestra selección y se alteraban ante posibles ataques de los italianos en el campo de juego.

Y así acabó nuestro segundo día. Al día siguiente quedaba Utrecht y montar en bici. Por la mañana montamos en bici y recorrimos todo Amsterdam de forma maravillosa. Se recorre la ciudad en un satiamén, así que visitamos algunas cosillas que a pie no habíamos llegado a tocar. Es curioso sentirse tan libre en una ciudad con coches yendo montado en bici. El único problema fue que las bicis eran de freno de contrapedal, y en mi caso era un poco incómodo porque son bicis altas y, aunque estoy acostumbrado a no llegar al suelo sentado en el sillín, en este caso es casi fundamental para poder apoyar un pie cuando estás casi parado.

Otra cosa incómoda de este tipo de bicicletas es que cuando vas a poca velocidad, para no caerte sueles girar los pedales hacia atrás para coger impulso con el "pie bueno" (que para unos es el derecho y para otros el izquierdo), pero en este caso el resultado es una frenada en seco que en mi caso tuvo como consecuencia varias caídas (a poca velocidad, eso sí), y las quejas de los otros ciclistas que casi me comieron.

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