sábado, 11 de abril de 2009

Estatua de la Libertad

El día 31 de diciembre fue el elegido para ir a visitar la Estatua de la Libertad. Como decía en el artículo anterior, varios intentos fueron necesarios para poder visitarla.

En un primer intento, llegamos a la taquilla donde se compran las entradas. Sorprendentemente, no había cola esperando. Pero cuando llegamos a la taquilla, un chico nos dijo que acababan de cerrar. Hay otra opción que consiste en utilizar el barco-taxi, que sale algo más caro que el transporte turístico. No nos convenció el barco-taxi y, además, estaban vendidos todos los tickets del último barco-taxi del día.

En un segundo intento, nos encontramos con una cola inmensa. Daba la vuelta a una especie de muralla redonda que rodea la taquilla del barco que va a la isla. Una encargada de la empresa turística nos informaba de que no garantizaba que a esa altura de la cola fuéramos a tener un ticket disponible. Una de las chicas que venían de la escuela se enfadó un poco, porque quería ir ese día, pero al final conseguimos convencerla de que no iba a ser posible. Lo más seguro es que hubiéramos esperado la cola y, mucho antes de llegar, cerraran la taquilla.

Tercer intento. Encontramos la solución: comprar los tickets por internet. Lo hicimos reservando el barco a la hora que nos parecía adecuada y todo fue de maravilla. Es la mejor forma, sin duda.

El sitio donde los compramos fue: http://www.statuecruises.com/

La visita consta de una primera parada en la isla de la Estatua de la Libertad y otra parada en la isla Ellis. Tú eliges el barco en el que quieres volver, así que puedes estar en cada isla el tiempo que quieras.

Lamentablemente, hacía tal frío que no queríamos pasar demasiado tiempo allí. Después de unos días en el que el tiempo andaba bastante loco, ese día empezó a nevar increíblemente. De hecho, la Nochevieja se iba a presentar muy fría.

En la isla hay mucha información que leer para que uno entienda la construcción de la estatua, el pedestal, el porqué de la isla, etc. Es muy interesante pero, obviamente, no hace falta ir allí para leerla, pues en internet cualquiera puede leerlo hoy día.

Sin embargo, era momento para sacar unas cuantas fotos, como las que os enseño:

Foto en el barco yendo a la isla de la Estatua. De izquierda a derecha: Angelica (Brasil), Joan (Suiza), Mariko (Japón) y Serife (Holanda).

Acercándonos a la Estatua.
Imaginaos el frío que hacía. No podía mover las manos. Los guantes los había prestado a Mariko, que estaba totalmente congelada de frío. Yo me congelaba incluso con el abrigo que llevaba y el gorro.

La Estatua de espaldas. Es como se ve casi nada más bajar del barco.


Foto volviendo a Manhattan.

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