sábado, 11 de abril de 2009

Conclusión New York

Todo aquel que visita Nueva York podría escribir un libro entero con su experiencia. Estoy seguro de ello. Pero he decidido parar aquí mi relato sobre el viaje a Nueva York. Ya hace bastante que lo hice y empieza a resultarme pesado acordarme de todo lo que hice. Ya me apetece cambiar de viaje, pese a que me encantaría volver a Nueva York.

Como gran ciudad, es indiscutiblemente la mejor. Cuando iba a ir para allá, estaba bastante claro en mi mente que no me iba a gustar tanto como San Francisco. Aquella experiencia californiana fue indiscutiblemente buenísima, y la ciudad tiene una magia especial. Nueva York tiene una magia muy especial también, y a cualquiera podría enamorarle. Pero Nueva York juega con una desventaja, y es que a mí no me gustan las grandísimas ciudades tanto como las medianas o pequeñas, como San Francisco.

Sin embargo, Nueva York me encantó igualmente. Tienes todo lo que puedes buscar en una ciudad. Siempre hay algo que hacer. Siempre falta tiempo. Si bien 3 semanas fueron suficientes para estar en San Francisco y disfrutar de la ciudad, e incluso de otras ciudades de California, es un tiempo muy pequeño para poder disfrutar de lo que Nueva York ofrece. Ni siquiera creo que en un año pudiera haber visitado 2 veces todos los lugares que hacen a esta ciudad tan especial.

En cuanto a la gente autóctona del lugar, he de decir que los californianos son algo más amables que los neoyorquinos. En realidad, en lugar de mayor amabilidad, se trata de menos estrés. En Nueva York la gente anda rápido por las calles, estresada. Para hacer algo, necesitas dedicar mucho tiempo. En San Francisco yo planeaba ir a un sitio, luego a otro y luego a otro; en Nueva York, tan sólo podía ir a un sitio al día.

Además, hay mucha gente loca en Nueva York. En San Francisco uno puede encontrar mucho vagabundo, pero si les ignoras, no hay problema alguno, no son para nada pesados (eso sí, hay que ignorarles, porque si les hablas, son MUY pesados). Pero en Nueva York existe mucha gente loca que no tiene problemas de movilidad y que no te quitarías de encima con un simple empujón. Supongo que ésa es una de las razones por las que, cuando andando por las calles de Manhattan paras a alguien para preguntarle una dirección, la reacción que encuentras es un salto hacia atrás. Una vez que identifican tu mochila y tu malísimo acento, entienden que eres turista y son muy amables por lo general.

Detecté una diferencia considerable en el acento entre la costa este y la occidental de Estados Unidos. Me resultó más "asequible" el acento neoyorquino que el californiano. En California hablan como Charlton Heston en las películas del oeste, así que me resultaba muy difícil entenderles. Sin embargo, cuando no entendías algo o no sabías decir algo, lo preguntabas y te lo explicaban en todos sitios con mucha tranquilidad, con ejemplos e increíble amabilidad. Supongo que se debe, de nuevo, a la falta de estrés.

En Nueva York la gente habla de forma bastante más clara. Separan algo más las palabras y no suenan como "ranas" hablando. Sin embargo, en muchos sitios cuando pedías que te repitieran lo que habían dicho porque no lo habías entendido, te miraban con cara de "¿pero cómo no me vas a entender?" No sé si será porque no se daban cuenta de que no era nativo (cosa que supongo obvia a nada que pronuncie una frase más o menos larga debido a mi lamentable acento), o porque realmente les molestaba que no les entendiera.

Por cierto, en Nueva York los carteles están, en muchos casos, tanto en inglés como en español.

En cuanto a la escuela de idiomas, inicialmente me pareció un poco raro el personal de la escuela de Nueva York. En San Francisco son muy amables, como todo el mundo en todos sitios. Pero en Nueva York son algo menos amables, así que para que el personal de la escuela pareciera amable, me dieron la sensación de estar sobreactuando un poco. Pasados unos días me di cuenta de que en realidad también son amables, pero tienen una forma de actuar y de expresarse diferente al personal de la escuela californiana.

Sin duda alguna, al final la gente de Nueva York también enamora. Y es bien difícil encontrar a gente de Manhattan, pues pasa como en Madrid, que pocos somos los madrileños que encontrarás cuando pasees por la capital española.

Y, como dije al acabar el viaje de San Francisco, de nuevo me siento un poco menos patriótico después de este viaje.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahí tienes ya tu segundo libro :p

Después de leer esto me entran unas ganas tremendas de irme a vivir a USA (y mira que nunca ha sido santo de mi devoción)

Saluditos

Begoña dijo...

Hola! He encontrado tu blog por casualidad y ya lo estoy devorando...La cosa es que he pedido la beca mec y me gustaría ir a San Francisco, así que agradecería mucho que me comentaras qué tal la residencia y el curso...

Saludos!

Dani - quepacha dijo...

Hola Begoña. Como comenté en otra entrada, si quieres envíame un correo y te respondo sobre las dudas que quieras preguntarme, si hay algo en concreto que quieras saber además de lo que describo en el blog y demás.

Resumidamente, la frase que siempre digo es que, cuando fui a San Francisco, sentí que había nacido en la ciudad equivocada.

Un saludo!