martes, 20 de enero de 2009

Primera aproximación a la gente

Los primeros días en la escuela transcurrieron como me lo esperaba.

Como dije en el artículo del primer día de clase, al principio es complicado conocer a la gente. Mis primeros días transcurrieron en compañía del chico español que os mencioné. Al contrario de las espectativas que uno se monta en la cabeza, compartimos muy buenos momentos durante toda su estancia (que era una semana menor que la mía). Usualmente, la gente a la que conoces el primer día no suele ser con la que compartes el resto de la estancia. Pero hay excepciones, como ésta. Lo mejor es que no tuvimos una relación demasiado estrecha y nos mezclamos con la gente, así que pude estar casi toda la estancia hablando todo el tiempo en inglés.

La primera aproximación con el resto de gente comenzó en la primera actividad que organizaba la escuela. No sé por qué yo siempre soy reacio a este tipo de actividades cuando van a un bar o a algún evento, porque realmente es una ayuda muy buena para conocer a todo el mundo que va a la actividad.

En nuestro caso fue una visita al local: Fat Cat Jazz Cafe. Está justo en frente de la para de metro Christopher St.

Me apunté en la lista de asistentes (no tiene ninguna limitación, simplemente que la gente de la escuela queda con un profesor en un punto de encuentro, cerca de la escuela, y con la lista puede saber el profesor si está todo el mundo o no) sin mucha convicción, pero finalmente fui. Por alguna extraña razón los tres primeros días estaba muy adormilado y no me apetecía salir por la noche.

Y allí nos encontramos con un montón de gente para ir al famoso Fat Cat. El profesor de esta actividad fue muy amable y me brindó varios buenos ratos de conversación. Además, conocí a gente entre las que estaban mi vecina en la residencia. De ahí salió un grupo muy majo para salir por las noches o quedar para ir a visitar sitios. Fue un grupo muy diverso, de tal forma que se hablaba inglés.

En las fotos siguientes os pongo en situación acerca del bar.




El bar ofrece múltiples entretenimientos: conciertos de jazz, billares, ping-pong, una especie rara de "curling" (en lugar de hacerlo sobre hielo se hace sobre madera que tiene esparcido mucho serrín para que deslice el disco) y mucho espacio para sentarse. Además, algunos jugaban al ajedrez. El que aparece en la foto con las gafas "chulas" estaba machacando literalmente a todo aquel que osaba encararle.

A la salida del bar algunos plantearon ir a un club. A mí no me apetecía demasiado, estaba empezando con un ritmo muy bajo mi estancia en Nueva York, pero la cosa cambiaría a partir de entonces. Por suerte no me fui solo a la residencia porque había más gente que deseaba ir a descansar.

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